El hombre durante sus primeros tiempos sobre la tierra, consideraba al fuego como una divinidad inexplicable y misteriosa, pero al mismo tiempo necesaria; una fuente de energía que le provocaba admiración pero también temor por su capacidad destructiva.
Al pasar de los años, su luz dejó de ser pan de cada día al llegar la electricidad, y adquirió un valor espiritual, un elemento ideal en la creación de ambientes acogedores, capaces de ejercer influencias positivas en el hogar. Una forma muy práctica y bella de llevar a cualquier parte el poder del fuego es en una o cuantas velaas quieras.
Hoy en día se hacen velas tomando en cuenta su nuevo papel, haciendolas más para el disfrute de los sentidos y en gran variedad de formas, tamaños, colores y con caracteristicas muy específicas como el simple hecho de no chorrear. En Alemania por ejemplo se estan fabricando velas que se consumen hacia adentro evitando que se derrame la cera.
En cuanto a su presentación también se han ido modernizando, por que las cajas que las contienen, ya especifican además del color y el precio, el tiempo en que se consumirán.
La diversidad en sus bases es también parte de la modernidad que hoy las caracteriza, prueba de ellos son recipientes de vidrio como base, que contienen agua para las velas flotantes en medio de pétalos y flores.
La luz de la vela es infinita, ilumina otros mundos y dimensiones; es una forma de alimentar el espiritu.
Antes de encender la vela es necesario repetir:
” Que las energías se centren en mi voluntad y sigan mis designios y que el fuego purifique mis intenciones”.
Quema escritos en su llama para desterrar algo o para liberar energía,, desaparece impagenes y recibe nuevas, limpia tu aura y continua con la vida.
